Por Aurora López I.
 
Hace años muchas transacciones de negocios se sellaban con un simple apretón de manos y un «le doy mi palabra». Por supuesto que en ocasiones eran necesarias las firmas, los sellos, testigos, etc. etc. pero cada vez cayó más en desuso confiar en la palabra y se necesitan muchísimos más controles de todo tipo para poder garantizar  que lo que se estipuló en un contrato se cumplirá, ¿Por qué ocurre esto? Porque hablando de negocios a pesar de todas las firmas y promesas, el ser humano cada vez se ha vuelto más desconfiado y al mismo tiempo menos digno de confianza.
 
¿Sucederá lo mismo con nuestra  manera de relacionarnos a nivel personal? ¿Somos personas confiables?  Creo que si alguien se considera digno de confianza, él a su vez sabe y  puede esperar que haya personas en las que se puede confiar, por lo tanto hay que  buscar ser confiable primero uno mismo.
 
La confianza se construye poco a poco, diariamente, con acciones pequeñas y grandes. Así que si quieres ganarte la confianza de los que te rodean necesitaras reforzar algunas cualidades, La primera es la honestidad, ya que el engaño es totalmente opuesto  a la confianza, cuando mientes en cosas que consideras no importantes, cuando te acostumbras a torcer o exagerar la  verdad  empiezas a construir poco a poco una fama de persona poco confiable, revisa tus motivaciones cuando estés a punto de mentir y encontrarás que la mentira nunca es la mejor opción.
 
Para finalizar piensa en lo siguiente
«GENERALMENTE GANAMOS LA CONFIANZA DE AQUELLOS EN QUIENES PONEMOS LA NUESTRA»  ~ Tito Livio,~

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

16 − quince =

Publicar comentario